«Carta a una maestra»

Estimada maestra,


Que estés preocupada, o no, viene dado por tu sensibilidad hacia los niños: eres consciente del hecho de que son personas que merecen un gran respeto por nuestra parte, y por tanto, hay que tratarlos como se merecen. Demasiado a menudo se trata a los niños como objetos a los que «se les limpia, alimenta y con quien jugar», pero lo que realmente necesitamos es ponernos en su piel e intentar entender cómo viven las cosas, como van aceptando el mundo que les rodea y cómo los acompañamos para que encuentren el gusto de vivir.
Los niños más pequeños tienen mucho trabajo: están creando un vínculo con su madre, un conocimiento del resto de personas cercanas y, a la vez, se les añade una nueva persona durante unas horas al día: la maestra o el maestro, que debe poder llegar a vivir como referente en ausencia de su madre.
Los bebés necesitan sentirse bien acogidos, queridos, bien mirados y bien tocados (tocados cuando ellos lo quieren, no de forma arbitraria). Necesitan sentirse escuchados, que se les da respuesta a sus necesidades de todo tipo con amor y ternura, no abrumarlos de atención al gusto de los adultos y también los hay que se les ayuda a aprender a esperar respuestas.
Lo primero que será necesario que tengas en cuenta, es cuidar de tu estado de ánimo y velar por la expresión de tu cara cuando los mires (y también cuando no los mires), mostrarles empatía y ganas de estar con ellos. También es bueno vigilar tu tono muscular cuando los cojas y mucha serenidad cuando sea necesario.
Es muy bueno que sientan tu voz suave, personalizada en cada niño, sentir que los llamas por su nombre, que les cuentas que ocurre, lo que pasará, como son de bonitas las cosas ... y ¡CANTA! Canciones de todo tipo que te vengan a la cabeza, o que hayas pensado y aprendido para ellos. Haciendo tonadas y / o juegos de falda en momentos oportunos.
No desaparezcas nunca del alcance de su mirada, hasta que notes que ya no les preocupa si te ven o no (por eso va tan bien que te sientan). Por tanto, no te muevas de tu silla junto al colchón del suelo donde estarán los niños y las niñas, si no es totalmente necesario (si vas continuamente arriba y abajo, pasan más rato buscándote y siguiéndote con la mirada que no descubriendo los objetos y los otros niños de su alrededor).
Obsérvalos y escúchales. Identifica sus expresiones de interés, de placer, de reconocimiento de aquello conocido, de tristeza, de dolor, de desazón ves a saber por qué ... (¿Dolor de estómago? ¿Incomodidad? ¿Hambre? ¿Sueño? ¿Carencia afectiva? ...) prueba a interpretar como viven el entorno que les rodea: sonidos y ruidos esporádicos, luces y sombras, objetos diversos ...
Prepara el entorno adecuadamente: un buen colchón en el suelo (donde los padres dejen a los niños más pequeños apoyados de espalda y sentados los que ya pueden estar,) de forma que les llegue tu mano y la mirada. Al lado, por tanto, estará tu silla, donde los esperarás sentada. También necesitas una cesta con objetos que habrás seleccionado previamente; una bolsa o cesta para ti, donde tengas todo lo que crees que pueden necesitar, como una botella y/o los vasos para el agua, pañuelos y bolsa para los sucios, las bolsitas con los chupetes de los que utilizan, por si es necesario, ...
Comparte con los familias tu propuesta de atención hacia los niños y no tanto hacia ellos. Favorece que entiendan que, por encima de todo, lo que quieres es el bienestar de sus hijos. Anímales a que se comuniquen contigo con sinceridad, ya que esto te ayuda a ti y a su bebé. Y ten tu libreta y bolígrafo en el bolsillo, para anotar todo aquello que facilite la comprensión del hacer de los niños, las dudas que haga falta aclarar con la familia, con especialistas, ...
Seguro que tu predisposición hará que realices una buena labor y por tanto, me permito aconsejarte que pases unas buenas vacaciones, aprovechando de vivir todo lo que te haga feliz. Disfruta de los demás y también de ti, de la naturaleza, de la fiesta ... Todo ello te dará una buena disposición para recibir a los niños más pequeños de la escuela.

¡Seguro que las niñas y los niños con los que te encontrarás tendrán mucha suerte de tenerte!

Un abrazo
Rosa Vidiella y Badell